poesía lucida fantástica + espasmos oníricos tácitos + cuentos fábulos

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jueves, 29 de agosto de 2013

Soy un ser despierto

(soy un ser despierto)


Recuerdo que cuando era pequeña, tenía muchas preguntas y las respuestas que me daban, generalmente, eran buenas. Al menos, mi mamá siempre se preocupo de inculcarme "hacer el bien", ser honesta y a amar al prójimo.

Fui creciendo y seguí cuestionarme los dogmas, dándome cuenta de que las respuestas no estaban afuera, no estaban en la gente. Estaban dentro.

Me demoré, sufrí, sentí miedo.

Luego me liberé de las fuerzas que me impedían avanzar: miedos, dogmas, limitaciones, etc.

Ahora.

Soy feliz.

Este video, es negativo, pero lamentablemente, es base para, por lo menos, despertar.

martes, 27 de agosto de 2013

Pandemia paranoica.........por Soledad Correa.

Pandemia paranoica,
Absurdo de la itinerancia mental,
Díscola patología,
Castigando al inocente silencio… con la opresión tosca de sus machetes verbales,

Marcha aferrado junto a su vanidosa libertad,
Persistentemente amenazada, 
Capaz de violentar a su paso, todo signo de dominación,
Rasgando cadenas inexistentes, obstáculos etéreos,

Construyendo murallas innecesarias,
En resguardo de esa valorada humanidad,
Calumniando espejismos obtusos,
Enemigo de la empatía,
Amigo de la legendaria tragedia.

Susurro de palabras que sucumbieron a la deriva,  
Emociones frías, propias del cadáver,
El zumbido vagabundo entristece las paredes carcelarias,
Castigo y claustro,
Pecado y aversión,
Absolutismo creyente mezclado de resguardo filosófico,
Pretenciosa herejía decadente,
Huérfana de movimientos vitales,
Sintiendo flaqueza, ante el abismo
Y la brutal amenaza,
De perder la cordura, otra vez,
la cordura, otra vez.
otra vez,


Soez sutileza, manifiesto arrogante-cortes,
Te observo confundido, pájaro caminante,
¿Por qué prefieres marchar?
No hay jaulas tras mis brazos,
Ni veneno en los labios,

La sensatez se rebalsa, prescindiendo de la lógica razón,

A mí me trae un café frío de esos bien olvidados en el escritorio,
A ver si me puedo quitar los resabios
de la ofensa propinada y el frío sudor.    

Poco consciente ............ por Soledad Correa

Poco consciente

Lo que me desarma es imaginarme,
solo imaginarme y tener que aceptar las explicaciones lógicas,
Mi nueva razón es casi tan absurda,
como mi antigua inconsciencia.

Me condenas y no apelo,
debo conformarme y pensar,
Pensar (porque es ineludiblemente necesario)
Que todas las decisiones son sabias,
siempre y cuando,
No sean alteradas por el descriterio.

Las sumisas lágrimas caen sin desfigurar a los rostros sensatos,
La tibieza de la vida, se enfría y se cristaliza en gruesos corales!
Incorporándose a los mares muertos.

Las aves se fueron,
el sol bajó enfurecido,
La vida sigue absurda,
constante,
Hiriente...

(Los aves emigran, las jaulas siguen vacías) ¡Sin delirios!.
Debo confesar que a la razón no la quiero como a ti,
Me consume, me reprime, me hace odiarte,
Pensé en un final racional,
pero entendí…
Que no retengo la cordura,
Juego,
coqueteo de vez en cuando,
Pero pierdo interés,
A menudo le pido que se largue de aquí,

Conozco más sensata a la aturdida,
Honesta,
Vehemente,
Al divino delirio...

Me confundí al concluir sobre ti, (puede ser que quizás nunca te haya conocido). 

Árboles enfermos!!!.............por Soledad Correa.

Lejano

asusta el deshielo de estas montañas,
el frío del silencio surca sus caminos...
los duendes no cantan,
algo mortuorio se filtra en el paisaje,
la pálida luna...

selva abandonada,
el sol decidió no volver,
las aves no retornaron,
no me entristece que se fueran,
las amé libres y así las seguiré amando.

no sonrié mi alma, cuando evoco la tuya...

una sonrisa cálida,
se esconde tímida,
cuando escucho su nombre.

parece lejana la dulzura,
se escuchan ecos de tiernos arrullos,
pareciera que lo dulce se asienta,
como amargo dulce en el corazón.

te evoco de todas formas,
porque aunque la selva parezca muerta,
aún puedo escuchar el trinar de las aves,
los latidos,
los gemidos,
los alegres delirios,
el juego de tu sonrisa con la mía,
y el rojo de la vida en las dos copas vacías.

los árboles pueden secarse,
no siempre les falta de agua,
sus hojas pueden enfermar,
sus raices pueden congelarse,
agrietarse...
Pueden ser quemados por mares rojos abrasantes,
pueden ser talados por tontos egos hilarantes,
mis árboles mueren meláncolicos,
enfermos con el moho de la nostalgía y la poca luz.

se ahogan ahora los ríos,
consumo las últimas cerillas,
te escribo como si tuviera el valor de hacerlo,
escribo todo un lío,
quizás sería más simple decir "te extraño",
emigrante de nido,
solo espero no estés perdido.

Soole 
Otra versión, del mismo poema.

Traducción al Español

Mujeres condenadas (Delfina e Hipólita)


A la pálida claridad de las lámparas mortecinas,
Sobre profundos cojines impregnados de perfume,
Hipólita evocaba las caricias intensas
Que levantaran la cortina de su juvenil candor.

Ella buscaba, con mirada aún turbada por la tempestad,
De su ingenuidad el cielo ya lejano,
Así como un viajero que vuelve la cabeza
Hacia los horizontes azules transpuestos en la mañana.

Sus ojos apagados, las perezosas lágrimas,
El aire quebrantado, el estupor, la mohína voluptuosidad,
Sus brazos vencidos, abandonados cual vanas armas,
Todo contribuía, todo mostraba su frágil beldad.

Tendida a sus pies, tranquila y llena de gozo,
Delfina la cobijaba con ardientes miradas,
Como una bestia fuerte vigilando su presa,
Luego de haberla, desde luego, marcado con sus dientes.

Beldad fuerte prosternada ante la belleza frágil,
Soberbia, ella trasuntaba voluptuosamente
El vino de su triunfo, y se alargaba hacia ella,
Como para recoger un dulce agradecimiento.

Buscaba en la mirada de su pálida víctima
La canción muda que entona el placer,
Y esa gratitud infinita y sublime
Que brota de los párpados cual prolongado suspiro.

—"Hipólita, corazón amado, ¿qué dices de estas cosas?
Comprendes ahora que no hay que ofrendar
El holocausto sagrado de tus primeras rosas
A los soplos violentos que pudieran marchitarlas?

Mis besos son leves como esas efímeras
Que acarician en la noche los lagos transparentes,
Y los de tu amante enterrarían sus huellas
Como los carretones o los arados desgarrantes;

Pasarán sobre ti como una pesada yunta
De caballos y de bueyes con cascos sin piedad...
Hipólita, ¡oh, hermana mía! vuelve, pues, tu rostro,
Tú, mi alma y mi corazón, mi todo y mi mitad,

¡Vuelve hacia mí tus ojos llenos de azur y de estrellas!
Por una sola de esas miradas encantadoras, bálsamo divino,
De placeres más oscuros yo levantaré los velos
¡Y te adormeceré en un sueño sin fin!"

Mas Hipólita, entonces, levantando su juvenil cabeza:
—"Yo no soy nada ingrata y no me arrepiento,
Mi Delfina, sufro y me siento inquieta,
Como después de una nocturna y terrible comida.

Siento fundirse sobre mí pesados terrores
Y negros batallones de fantasmas esparcidos,
Que quieren conducirme por caminos movedizos
Que un horizonte sangriento cierra por doquier

¿Hemos perpetrado, entonces, un acto extraño?
Explica, si tú puedes, mi turbación y mi espanto:
Tiemblo de miedo cuando me dices: "¡Mi ángel!"
Y, empero, yo siento mi boca acudir hacia ti.

¡No me mires así, tú, mi pensamiento!
¡Tú a la que yo amo eternamente, mi hermana dilecta,
Aunque tú fueras una acechanza predispuesta
Y el comienzo de mi perdición!"

Delfina, sacudiendo su melena trágica,
Y como pisoteando sobre el trípode de hierro,
La mirada fatal, respondió con voz despótica:
—"Entonces, ¿quién, ante el amor, osa hablar del infierno?

¡Maldito sea para siempre el soñador inútil
Que quiso, el primero, en su estupidez,
Apasionándose por un problema insoluble y estéril,
A las cosas del amor mezclar la honestidad!

¡Aquel que quiera unir en un acuerdo místico
La sombra con el ardor, la noche con el día,
Jamás caldeará su cuerpo paralítico
Bajo este rojo sol que llamamos amor!

Ve tú, si quieres, en busca de un navío estúpido;
Corre a ofrendar un corazón virgen a sus crueles besos;
Y, llena de remordimientos y de horror, y lívida,
Volverás a mí con tus pechos estigmatizados...

¡No se puede aquí abajo contentar más que a un solo amo!"
Pero, la criatura, desahogándose en inmenso dolor,
Exclamó de súbito: —Yo siento ensancharse en mi ser
Un abismo abierto; ¡este abismo es mi corazón!

¡Ardiente cual un volcán, profundo como el vacío!
Nada saciará este monstruo gimiente
Y no refrescará la sed de la Euménide
Que, antorcha en la mano, le quema hasta la sangre.

¡Que nuestras cortinas corridas nos separen del mundo,
Y que la laxitud conduzca al reposo!
Yo anhelo aniquilarme en tu garganta profunda
Y encontrar sobre tu seno el frescor de las tumbas!"

—¡Descended, descended, lamentables víctimas,
Descended el camino del infierno eterno!
Hundios hasta lo más profundo del abismo, allí donde todos los crímenes,
Flagelados por un viento que no llega del cielo,
Barbotean entremezclados con un ruido de huracán.
Sombras locas, acudid al cabo de vuestros deseos;
Jamás lograréis saciar vuestra furia,
Y vuestro castigo nacerá de vuestros placeres.

Jamás un rayo fugaz iluminará vuestras cavernas;
Por las grietas de los muros las miasmas febricentes
Fíltranse inflamándose cual linternas
Y saturan vuestros cuerpos con sus perfumes horrendos.

La áspera esterilidad de vuestro gozo
Altera vuestra sed y enerva vuestra piel,
Y el viento furibundo de la concupiscencia
Hace claquear vuestras carnes como una vieja bandera.

¡Lejos de los pueblos vivientes, errantes, condenadas,
A través de los desiertos, acudid como los lobos;
Cumplid vuestro destino, almas desordenadas,
Y huid del infinito que lleváis en vosotras!


Charles Pierre Baudelaire

Amo a Charles Baudelaire, a Verlaine, a Rimabaud, a Mallarme, a Lautréamont, a Corbiére. Malditos!!!! Malditos!!!

Poema: Les Femmes Damnées- Charles Baudelaire 
Música: Damien Saez
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Ver el poema en francés y  español.

Femmes damnées (Delphine et Hippolyte)

A la pâle clarté des lampes languissantes,
Sur de profonds coussins tout imprégnés d'odeur
Hippolyte rêvait aux caresses puissantes
Qui levaient le rideau de sa jeune candeur.
Elle cherchait, d'un oeil troublé par la tempête,
De sa naïveté le ciel déjà lointain,
Ainsi qu'un voyageur qui retourne la tête
Vers les horizons bleus dépassés le matin.
De ses yeux amortis les paresseuses larmes,
L'air brisé, la stupeur, la morne volupté,
Ses bras vaincus, jetés comme de vaines armes,
Tout servait, tout parait sa fragile beauté.
Etendue à ses pieds, calme et pleine de joie,
Delphine la couvait avec des yeux ardents,
Comme un animal fort qui surveille une proie,
Après l'avoir d'abord marquée avec les dents.
Beauté forte à genoux devant la beauté frêle,
Superbe, elle humait voluptueusement
Le vin de son triomphe, et s'allongeait vers elle,
Comme pour recueillir un doux remerciement.
Elle cherchait dans l'oeil de sa pâle victime
Le cantique muet que chante le plaisir,
Et cette gratitude infinie et sublime
Qui sort de la paupière ainsi qu'un long soupir.
- "Hippolyte, cher coeur, que dis-tu de ces choses?
Comprends-tu maintenant qu'il ne faut pas offrir
L'holocauste sacré de tes premières roses
Aux souffles violents qui pourraient les flétrir?
Mes baisers sont légers comme ces éphémères
Qui caressent le soir les grands lacs transparents,
Et ceux de ton amant creuseront leurs ornières
Comme des chariots ou des socs déchirants;
Ils passeront sur toi comme un lourd attelage
De chevaux et de boeufs aux sabots sans pitié...
Hippolyte, ô ma soeur! tourne donc ton visage,
Toi, mon âme et mon coeur, mon tout et ma moitié,
Tourne vers moi tes yeux pleins d'azur et d'étoiles!
Pour un de ces regards charmants, baume divin,
Des plaisirs plus obscurs je lèverai les voiles,
Et je t'endormirai dans un rêve sans fin!"
Mais Hippolyte alors, levant sa jeune tête:
- "Je ne suis point ingrate et ne me repens pas,
Ma Delphine, je souffre et je suis inquiète,
Comme après un nocturne et terrible repas.
Je sens fondre sur moi de lourdes épouvantes
Et de noirs bataillons de fantômes épars,
Qui veulent me conduire en des routes mouvantes
Qu'un horizon sanglant ferme de toutes parts.
Avons-nous donc commis une action étrange?
Explique, si tu peux, mon trouble et mon effroi:
Je frissonne de peur quand tu me dis: "Mon ange!"
Et cependant je sens ma bouche aller vers toi.
Ne me regarde pas ainsi, toi, ma pensée!
Toi que j'aime à jamais, ma soeur d'élection,
Quand même tu serais un embûche dressée
Et le commencement de ma perdition!"
Delphine secouant sa crinière tragique,
Et comme trépignant sur le trépied de fer,
L'oeil fatal, répondit d'une voix despotique:
- "Qui donc devant l'amour ose parler d'enfer?
Maudit soit à jamais le rêveur inutile
Qui voulut le premier, dans sa stupidité,
S'éprenant d'un problème insoluble et stérile,
Aux choses de l'amour mêler l'honnêteté!
Celui qui veut unir dans un accord mystique
L'ombre avec la chaleur, la nuit avec le jour,
Ne chauffera jamais son corps paralytique
A ce rouge soleil que l'on nomme l'amour!
Va, si tu veux, chercher un fiancé stupide;
Cours offrir un coeur vierge à ses cruels baisers;
Et, pleine de remords et d'horreur, et livide,
Tu me rapporteras tes seins stigmatisés...
On ne peut ici-bas contenter qu'un seul maître!"
Mais l'enfant, épanchant une immense douleur,
Cria soudain: - "Je sens s'élargir dans mon être
Un abîme béant; cet abîme est mon coeur!
Brûlant comme un volcan, profond comme le vide!
Rien ne rassasiera ce monstre gémissant
Et ne rafraîchira la soif de l'Euménide
Qui, la torche à la main, le brûle jusqu'au sang.
Que nos rideaux fermés nous séparent du monde,
Et que la lassitude amène le repos!
Je veux m'anéantir dans ta gorge profonde,
Et trouver sur ton sein la fraîcheur des tombeaux!"
- Descendez, descendez, lamentables victimes,
Descendez le chemin de l'enfer éternel!
Plongez au plus profond du gouffre, où tous les crimes,
Flagellés par un vent qui ne vient pas du ciel,
Bouillonnent pêle-mêle avec un bruit d'orage.
Ombres folles, courez au but de vos désirs;
Jamais vous ne pourrez assouvir votre rage,
Et votre châtiment naîtra de vos plaisirs.
Jamais un rayon frais n'éclaira vos cavernes;
Par les fentes des murs des miasmes fiévreux
Filtrent en s'enflammant ainsi que des lanternes
Et pénètrent vos corps de leurs parfums affreux.
L'âpre stérilité de votre jouissance
Altère votre soif et roidit votre peau,
Et le vent furibond de la concupiscence
Fait claquer votre chair ainsi qu'un vieux drapeau.
Lion des peuples vivants, errantes, condamnées,
A travers les déserts courez comme les loups;
Faites votre destin, âmes désordonnées,
Et fuyez l'infini que vous portez en vous!


Charles Baudelaire


Constelación estrella...................por Soledad.

Constelación estrellada

Comienzan a bajar del cielo pedazos de ti,
Descienden encajando de manera perfecta,
Sonrío con la dulzura de tu arrullo,
Sonrío mientras duermo.

Quizás nunca entenderé, la necesidad de destruir mis mundos,
Pero agradezco infinitamente el amor con el que llenas,
de nuevos astros mi espacio.

Constelación estrellada...
Constelación sagrada...

Me alegra confirmar que tú nunca dejaras de ser,
Mi astro todo poderoso.


Gracias padre, por no soltar mi mano...

Soledad Correa Ibacache.

Derrumbe, por Soledad Correa.

 Derrumbe

Respirando, exhalo de a poco con suspiros terrosos, el tóxico que no me deja respirar.
A veces lloro pequeñas rocas, que mi estómago tritura a diario,
para deshacerse de los cientos de escombros, que dejo este trágico derrumbe.

Me paseo bordeando la cordura, doy pasos falsos en ambos lados, solo se me ocurren cortos poemas, incoherentes frases de ánimo y a menudo me inunda la sensación de vacío y silencio, de lo que tuve y ya no está.

Entonces me quedaré aquí en la línea fronteriza, al menos desde aquí puedo observar ambos lados,

Me neutralizaré para poder sobrevivir, aquí no me sentiré ni bien ni mal, aquí no seré ni lo uno ni lo otro.
Porque de partida todavía no he vuelto a ser.

Y a menudo me pregunto,
¿por qué no te das cuenta que aún yazgo aquí debajo del derrumbe?
¿es que no escuchas mis lamentos?,
si a penas me queda fuerza para gritar que me rescates, que limpies mi cara, me abraces fuerte
y, si fuera posible, me devuelvas la vida que me arrebataste.

A veces siento mucho miedo, aquí sola, pierdo la esperanza y lloro de impaciencia,
al menos cuando sostenías mi mano, no me sentía sola.

Seguiré pensando en mi escape, y no desperdiciaré mi último aliento en vano.
No es primera vez que salgo de las ruinas de un derrumbe,
y tengo dos caminos,
salir sola, matando a aquella que sucumbió entre los escombros, que no espera encontrarte cerca, que distará de aquella que te amo,  que no seré yo.
O seguir con la convicción de que estas escarbando impetuosamente y que aún no logras encontrarme.

No creas que perdonaría el que hayas ignorado mis lamentos y que no hayas escarbado lo suficiente,
Por ahora dormiré esperando, aguantando el poco tiempo que me queda.

Soledad Correa Ibacache.

(Este lo escribí cerca del 2010, no lo deseché aunque fuera muy triste, es uno de los que salvé)

Mi sueño "publicar pronto mi libro - Poemas Volcánicos"

Poemas volcánicos


Primera edición:
Septiembre 2013
Valparaíso - Chile



Autor-Editor:
Soledad Correa Ibacache.



Impresión
100 ejemplares.
Impresión: Ilustrada - Edición y Artes Gráficas.


I.S.B.N.:

Reservados todos los derechos. Queda prohibido reproducir, almacenar en sistemas computacionales, parcial o totalmente el material de este libro. No puede ser despachada su información o transmitir parte alguna de esta publicación por internet o e-mail, cualquiera sea el medio empleado: electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, scanner, etc. Sin el permiso previo firmado por el autor de los derechos de propiedad intelectual. Puede ser referido en bibliografías, así como foros, charlas, seminarios, congresos, entre otros. 

Pandemia paranoica (poema), por Soledad Correa

Pandemia paranoica,
Absurdo de la itinerancia mental,
Díscola patología,
Castigando al inocente silencio… con la opresión tosca de sus machetes verbales,

Marcha aferrado junto a su vanidosa libertad,
Persistentemente amenazada, 
Capaz de violentar a su paso, todo signo de dominación,
Rasgando cadenas inexistentes, obstáculos etéreos,

Construyendo murallas innecesarias,
En resguardo de esa valorada humanidad,
Calumniando espejismos obtusos,
Enemigo de la empatía,
Amigo de la legendaria tragedia.

Susurro de palabras que sucumbieron a la deriva,  
Emociones frías, propias del cadáver,
El zumbido vagabundo entristece las paredes carcelarias,
Castigo y claustro,
Pecado y aversión,
Absolutismo creyente mezclado de resguardo filosófico,
Pretenciosa herejía decadente,
Huérfana de movimientos vitales,
Sintiendo flaqueza, ante el abismo
Y la brutal amenaza,
De perder la cordura, otra vez,
la cordura, otra vez.
otra vez,


Soez sutileza, manifiesto arrogante-cortes,
Te observo confundido, pájaro caminante,
¿Por qué prefieres marchar?
No hay jaulas tras mis brazos,
Ni veneno en los labios,

La sensatez se rebalsa, prescindiendo de la lógica razón,

A mí me trae un café frío de esos bien olvidados en el escritorio,
A ver si me puedo quitar los resabios
de la ofensa propinada y el frío sudor.                                        Soledad Correa Ibacache.

lunes, 26 de agosto de 2013


Sin comentarios.


(un vídeo que también me encanta).

Presentación

No, no tengo Pseudo, tuve algunos como Lenna, Soole... pero ya no tengo pseudo.

Me llamo Soledad y tuve alguna vez un blog, en mi transición de adolescente a joven, creo que este vendría siendo mi blog de joven a adulto joven, no alocada.

Estoy feliz, porque vuelvo a compartir; mis hazañas, elucubraciones, teorías y demases.

Me gusta mucho pensar, pensar mientras trabajo, pensar mientras conduzco, pensar mientras me lavo los dientes, pensar mientras cocino, plancho y lavo la ropa. Y cuando digo esto, la gente suele reírse (como si pensar fuera algo tonto) si alguien sabe el por qué, que me explique que aún no veo lo ridículo.

Escribo, escribo mucho, pienso, pienso y escribo mucho. Así que espero tener material para poder aportar.

Estoy distraída en mi trabajo, ya que hoy es un día hermoso, en el que, tengo que estar frente al computador, al menos 9 horas. Afuera hay mucha luz y calor, aunque si salgo, siento viento frío.

Lo paradójico, es que, trabajo, para algún día disfrutar días como estos.
Lo que es bruto e imbécil.
Pero bueno, estoy feliz, porque mañana tengo una presentación, y si tengo buenos resultados, podré decir, que comenzaré un nuevo camino.

Así que, mejor me despido, tengo que planificar lo que tengo que pensar en los próximos 5 minutos. ¬¬
Atento.

Y Dios dijo...

     Luego de una profunda meditación, Dios se dio cuenta de que necesitaba conocer su interior, sabiéndose totalidad, se preguntó cómo lo hacía para entenderse "si yo soy todo", se preguntó a si mismo, decidió dividirse por partes.
- ¿Me ayudarían ustedes a experimentar todo lo que es por dentro para entenderlo yo por fuera? -
   Se lo dijo a todos los que estábamos dentro, cada electrón de su cuerpo, somos nosotros, pidiendo permiso y ayuda, para que experimentemos desde adentro, cada una de sus partes. 
    Entonces exhaló.... un sonido (el verbo)... OOOMMMMMMMMM La vibración es la base de todo lo que existe. Calor. Surge cuando los mismos seres que comienzan con este sonido a vibrar y a moverse por todo el universo. 
     Espíritus (electrones) sin forma, destellos de luz, chocando por la vibración del sonido. Generan el calor, el magnetismo. Comienza a unificar las cosas... todo empieza a tomar otros sentidos. 
    Amor y atracción (o magnetismo). Unificación de las cosas: la Tierra se dice que nos ama, porque nos atrae, el sol atrae a los planetas porque los atrae... Mucho amor y sonido generó caos, destelló de movimiento constante, es conocida como la luz... (ver vídeo).

 A mi este video, me aportó mucho en la vida, ya que es una hermosa explicación (a cargo de Matias De Estefano), sobre el origen, el tiempo, la vida y otras cosas. 

Inauguró mi blog con este video, rindiéndole tributo.