Recuerdo que cuando era pequeña, tenía muchas preguntas y las respuestas que me daban, generalmente, eran buenas. Al menos, mi mamá siempre se preocupo de inculcarme "hacer el bien", ser honesta y a amar al prójimo.
Fui creciendo y seguí cuestionarme los dogmas, dándome cuenta de que las respuestas no estaban afuera, no estaban en la gente. Estaban dentro.
Me demoré, sufrí, sentí miedo.
Luego me liberé de las fuerzas que me impedían avanzar: miedos, dogmas, limitaciones, etc.
Ahora.
Soy feliz.
Este video, es negativo, pero lamentablemente, es base para, por lo menos, despertar.
Lo que me desarma es imaginarme, solo imaginarme y tener que aceptar las explicaciones lógicas, Mi nueva razón es casi tan absurda, como mi antigua inconsciencia.
Me condenas y no apelo, debo conformarme y pensar, Pensar (porque es ineludiblemente necesario) Que todas las decisiones son sabias, siempre y cuando, No sean alteradas por el descriterio.
Las sumisas lágrimas caen sin desfigurar a los rostros sensatos, La tibieza de la vida, se enfría y se cristaliza en gruesos corales! Incorporándose a los mares muertos.
Las aves se fueron, el sol bajó enfurecido, La vida sigue absurda, constante, Hiriente...
(Los aves emigran, las jaulas siguen vacías) ¡Sin delirios!. Debo confesar que a la razón no la quiero como a ti, Me consume, me reprime, me hace odiarte, Pensé en un final racional, pero entendí… Que no retengo la cordura, Juego, coqueteo de vez en cuando, Pero pierdo interés, A menudo le pido que se largue de aquí,
Conozco más sensata a la aturdida, Honesta, Vehemente, Al divino delirio...
Me confundí al concluir sobre ti, (puede ser que quizás nunca te haya conocido).
asusta el deshielo de estas montañas, el frío del silencio surca sus caminos... los duendes no cantan, algo mortuorio se filtra en el paisaje, la pálida luna...
selva abandonada, el sol decidió no volver, las aves no retornaron, no me entristece que se fueran, las amé libres y así las seguiré amando.
no sonrié mi alma, cuando evoco la tuya...
una sonrisa cálida, se esconde tímida, cuando escucho su nombre.
parece lejana la dulzura, se escuchan ecos de tiernos arrullos, pareciera que lo dulce se asienta, como amargo dulce en el corazón.
te evoco de todas formas, porque aunque la selva parezca muerta, aún puedo escuchar el trinar de las aves, los latidos, los gemidos, los alegres delirios, el juego de tu sonrisa con la mía, y el rojo de la vida en las dos copas vacías.
los árboles pueden secarse, no siempre les falta de agua, sus hojas pueden enfermar, sus raices pueden congelarse, agrietarse... Pueden ser quemados por mares rojos abrasantes, pueden ser talados por tontos egos hilarantes, mis árboles mueren meláncolicos, enfermos con el moho de la nostalgía y la poca luz.
se ahogan ahora los ríos, consumo las últimas cerillas, te escribo como si tuviera el valor de hacerlo, escribo todo un lío, quizás sería más simple decir "te extraño", emigrante de nido, solo espero no estés perdido.
Soole
Otra versión, del mismo poema.
Traducción al Español Mujeres condenadas (Delfina e Hipólita)
A la pálida claridad de las lámparas mortecinas,
Sobre profundos cojines impregnados de perfume,
Hipólita evocaba las caricias intensas
Que levantaran la cortina de su juvenil candor.
Ella buscaba, con mirada aún turbada por la tempestad,
De su ingenuidad el cielo ya lejano,
Así como un viajero que vuelve la cabeza
Hacia los horizontes azules transpuestos en la mañana.
Sus ojos apagados, las perezosas lágrimas,
El aire quebrantado, el estupor, la mohína voluptuosidad,
Sus brazos vencidos, abandonados cual vanas armas,
Todo contribuía, todo mostraba su frágil beldad.
Tendida a sus pies, tranquila y llena de gozo,
Delfina la cobijaba con ardientes miradas,
Como una bestia fuerte vigilando su presa,
Luego de haberla, desde luego, marcado con sus dientes.
Beldad fuerte prosternada ante la belleza frágil,
Soberbia, ella trasuntaba voluptuosamente
El vino de su triunfo, y se alargaba hacia ella,
Como para recoger un dulce agradecimiento.
Buscaba en la mirada de su pálida víctima
La canción muda que entona el placer,
Y esa gratitud infinita y sublime
Que brota de los párpados cual prolongado suspiro.
—"Hipólita, corazón amado, ¿qué dices de estas cosas?
Comprendes ahora que no hay que ofrendar
El holocausto sagrado de tus primeras rosas
A los soplos violentos que pudieran marchitarlas?
Mis besos son leves como esas efímeras
Que acarician en la noche los lagos transparentes,
Y los de tu amante enterrarían sus huellas
Como los carretones o los arados desgarrantes;
Pasarán sobre ti como una pesada yunta
De caballos y de bueyes con cascos sin piedad...
Hipólita, ¡oh, hermana mía! vuelve, pues, tu rostro,
Tú, mi alma y mi corazón, mi todo y mi mitad,
¡Vuelve hacia mí tus ojos llenos de azur y de estrellas!
Por una sola de esas miradas encantadoras, bálsamo divino,
De placeres más oscuros yo levantaré los velos
¡Y te adormeceré en un sueño sin fin!"
Mas Hipólita, entonces, levantando su juvenil cabeza:
—"Yo no soy nada ingrata y no me arrepiento,
Mi Delfina, sufro y me siento inquieta,
Como después de una nocturna y terrible comida.
Siento fundirse sobre mí pesados terrores
Y negros batallones de fantasmas esparcidos,
Que quieren conducirme por caminos movedizos
Que un horizonte sangriento cierra por doquier
¿Hemos perpetrado, entonces, un acto extraño?
Explica, si tú puedes, mi turbación y mi espanto:
Tiemblo de miedo cuando me dices: "¡Mi ángel!"
Y, empero, yo siento mi boca acudir hacia ti.
¡No me mires así, tú, mi pensamiento!
¡Tú a la que yo amo eternamente, mi hermana dilecta,
Aunque tú fueras una acechanza predispuesta
Y el comienzo de mi perdición!"
Delfina, sacudiendo su melena trágica,
Y como pisoteando sobre el trípode de hierro,
La mirada fatal, respondió con voz despótica:
—"Entonces, ¿quién, ante el amor, osa hablar del infierno?
¡Maldito sea para siempre el soñador inútil
Que quiso, el primero, en su estupidez,
Apasionándose por un problema insoluble y estéril,
A las cosas del amor mezclar la honestidad!
¡Aquel que quiera unir en un acuerdo místico
La sombra con el ardor, la noche con el día,
Jamás caldeará su cuerpo paralítico
Bajo este rojo sol que llamamos amor!
Ve tú, si quieres, en busca de un navío estúpido;
Corre a ofrendar un corazón virgen a sus crueles besos;
Y, llena de remordimientos y de horror, y lívida,
Volverás a mí con tus pechos estigmatizados...
¡No se puede aquí abajo contentar más que a un solo amo!"
Pero, la criatura, desahogándose en inmenso dolor,
Exclamó de súbito: —Yo siento ensancharse en mi ser
Un abismo abierto; ¡este abismo es mi corazón!
¡Ardiente cual un volcán, profundo como el vacío!
Nada saciará este monstruo gimiente
Y no refrescará la sed de la Euménide
Que, antorcha en la mano, le quema hasta la sangre.
¡Que nuestras cortinas corridas nos separen del mundo,
Y que la laxitud conduzca al reposo!
Yo anhelo aniquilarme en tu garganta profunda
Y encontrar sobre tu seno el frescor de las tumbas!"
—¡Descended, descended, lamentables víctimas,
Descended el camino del infierno eterno!
Hundios hasta lo más profundo del abismo, allí donde todos los crímenes,
Flagelados por un viento que no llega del cielo,
Barbotean entremezclados con un ruido de huracán.
Sombras locas, acudid al cabo de vuestros deseos;
Jamás lograréis saciar vuestra furia,
Y vuestro castigo nacerá de vuestros placeres.
Jamás un rayo fugaz iluminará vuestras cavernas;
Por las grietas de los muros las miasmas febricentes
Fíltranse inflamándose cual linternas
Y saturan vuestros cuerpos con sus perfumes horrendos.
La áspera esterilidad de vuestro gozo
Altera vuestra sed y enerva vuestra piel,
Y el viento furibundo de la concupiscencia
Hace claquear vuestras carnes como una vieja bandera.
¡Lejos de los pueblos vivientes, errantes, condenadas,
Respirando, exhalo de a poco con suspiros terrosos, el tóxico
que no me deja respirar.
A veces lloro pequeñas rocas, que mi estómago tritura a diario,
para deshacerse de los cientos de escombros, que dejo este
trágico derrumbe.
Me paseo bordeando la cordura, doy pasos falsos en ambos lados,
solo se me ocurren cortos poemas, incoherentes frases de ánimo y a menudo me inunda
la sensación de vacío y silencio, de lo que tuve y ya no está.
Entonces me quedaré aquí en la línea fronteriza, al menos desde
aquí puedo observar ambos lados,
Me neutralizaré para poder sobrevivir, aquí no me sentiré ni
bien ni mal, aquí no seré ni lo uno ni lo otro.
Porque de partida todavía no he vuelto a ser.
Y a menudo me pregunto,
¿por qué no te das cuenta que aún yazgo aquí debajo del
derrumbe?
¿es que no escuchas mis lamentos?,
si a penas me queda fuerza para gritar que me rescates, que
limpies mi cara, me abraces fuerte
y, si fuera posible, me devuelvas la vida que me arrebataste.
A veces siento mucho miedo, aquí sola, pierdo la esperanza y
lloro de impaciencia,
al menos cuando sostenías mi mano, no me sentía sola.
Seguiré pensando en mi escape, y no desperdiciaré mi último
aliento en vano.
No es primera vez que salgo de las ruinas de un derrumbe,
y tengo dos caminos,
salir sola, matando a aquella que sucumbió entre los escombros,
que no espera encontrarte cerca, que distará de aquella que te amo, que
no seré yo.
O seguir con la convicción de que estas escarbando
impetuosamente y que aún no logras encontrarme.
No creas que perdonaría el que hayas ignorado mis lamentos y que
no hayas escarbado lo suficiente,
Por ahora dormiré esperando, aguantando el poco tiempo que me
queda.
Soledad Correa Ibacache.
(Este lo escribí cerca del 2010, no lo deseché aunque fuera muy triste, es uno de los que salvé)
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No, no tengo Pseudo, tuve algunos como Lenna, Soole... pero ya no tengo pseudo.
Me llamo Soledad y tuve alguna vez un blog, en mi transición de adolescente a joven, creo que este vendría siendo mi blog de joven a adulto joven, no alocada.
Estoy feliz, porque vuelvo a compartir; mis hazañas, elucubraciones, teorías y demases.
Me gusta mucho pensar, pensar mientras trabajo, pensar mientras conduzco, pensar mientras me lavo los dientes, pensar mientras cocino, plancho y lavo la ropa. Y cuando digo esto, la gente suele reírse (como si pensar fuera algo tonto) si alguien sabe el por qué, que me explique que aún no veo lo ridículo.
Escribo, escribo mucho, pienso, pienso y escribo mucho. Así que espero tener material para poder aportar.
Estoy distraída en mi trabajo, ya que hoy es un día hermoso, en el que, tengo que estar frente al computador, al menos 9 horas. Afuera hay mucha luz y calor, aunque si salgo, siento viento frío.
Lo paradójico, es que, trabajo, para algún día disfrutar días como estos.
Lo que es bruto e imbécil.
Pero bueno, estoy feliz, porque mañana tengo una presentación, y si tengo buenos resultados, podré decir, que comenzaré un nuevo camino.
Así que, mejor me despido, tengo que planificar lo que tengo que pensar en los próximos 5 minutos. ¬¬
Luego de una profunda meditación, Dios se dio cuenta de que necesitaba conocer su interior, sabiéndose totalidad, se preguntó cómo lo hacía para entenderse "si yo soy todo", se preguntó a si mismo, decidió dividirse por partes.
- ¿Me ayudarían ustedes a experimentar todo lo que es por dentro para entenderlo yo por fuera? -
Se lo dijo a todos los que estábamos dentro, cada electrón de su cuerpo, somos nosotros, pidiendo permiso y ayuda, para que experimentemos desde adentro, cada una de sus partes.
Entonces exhaló.... un sonido (el verbo)... OOOMMMMMMMMM
La vibración es la base de todo lo que existe.
Calor. Surge cuando los mismos seres que comienzan con este sonido a vibrar y a moverse por todo el universo.
Espíritus (electrones) sin forma, destellos de luz, chocando por la vibración del sonido.
Generan el calor, el magnetismo. Comienza a unificar las cosas... todo empieza a tomar otros sentidos.
Amor y atracción (o magnetismo).
Unificación de las cosas: la Tierra se dice que nos ama, porque nos atrae, el sol atrae a los planetas porque los atrae...
Mucho amor y sonido generó caos, destelló de movimiento constante, es conocida como la luz... (ver vídeo).
A mi este video, me aportó mucho en la vida, ya que es una hermosa explicación (a cargo de Matias De Estefano), sobre el origen, el tiempo, la vida y otras cosas.
Inauguró mi blog con este video, rindiéndole tributo.